Después de haberos traído varias razones de peso para consumir productos ecológicos, hoy queremos empezar una serie de entradas en las que hablaremos de los beneficios particulares de cada cítrico que producimos.
Comenzamos con las mandarinas, porque podemos y porque están muy ricas.
En primer lugar, y al igual que el resto de cítricos, es una fuente muy importante de vitamina C: antioxidante e indispensable para reforzar nuestro sistema inmunitario (que, en estos tiempos, buena falta hace).
¿Sabéis para qué es buena la vitamina C también? Para combatir la anemia. La vitamina C favorece la absorción del hierro que nos aportan otros alimentos y, así, aumentar la producción de glóbulos rojos.
Las mandarinas son, además, un gran aliado para recuperarte después de hacer deporte, gracias a la gran cantidad de minerales, vitaminas y líquidos que repone.
Otro elemento con el que cuentan es con una gran cantidad de potasio, y esto beneficia en varios aspectos: mejoran el tránsito urinario e intestinal y protegen las paredes de los vasos sanguíneos. Esto último hace que se refuerce el sistema cardiovascular, es decir, proteger al corazón y facilitar la eliminación del colesterol.
Y el último motivo, y más importante, si compráis mandarinas ecológicas, podéis rallar su cáscara y utilizarla en bizcochos (pero, por favor, no os paséis con el azúcar)